
Javier Arcones, un buen tipo
Javier Arcones se ha ido. Se fue la madrugada del domingo. Perdió la última batalla contra el cáncer y lo hizo como era él, con cordialidad, sin ira, con generosidad, y con ese humor de ironía suave que le caracterizaba.
Javier era un buen tipo en el sentido más amplio de la palabra. Nunca le oí hablar mal de nadie, ni siquiera de los que podrían haberse portado mal con él. Siempre estaba dispuesto a ayudar y colaborar.
Para él la amistad era una guía en su vida, y por donde pasó dejó su bonohomía. Su relación con la enfermedad fue ejemplar. Ni una queja, siempre optimista, hasta el último momento.
Ya en la certeza de que lo que iba a ocurrir, dejó todo cerrado, haciéndolo fácil para los que, por ahora, nos quedamos.
¡Gracias Javier!
Javier Arcones se ha ido. Se fue la madrugada del domingo. Perdió la última batalla contra el cáncer y lo hizo como era él, con cordialidad, sin ira, con generosidad, y con ese humor de ironía suave que le caracterizaba.
Javier era un buen tipo en el sentido más amplio de la palabra. Nunca le oí hablar mal de nadie, ni siquiera de los que podrían haberse portado mal con él. Siempre estaba dispuesto a ayudar y colaborar.
Para él la amistad era una guía en su vida, y por donde pasó dejó su bonohomía. Su relación con la enfermedad fue ejemplar. Ni una queja, siempre optimista, hasta el último momento.
Ya en la certeza de que lo que iba a ocurrir, dejó todo cerrado, haciéndolo fácil para los que, por ahora, nos quedamos.
¡Gracias Javier!
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