
Comienza el partido
La presentación del denominado gobierno en la sombra de Pedro Sánchez ha roto la insoportable rutina de meses en los que, como una soporífera letanía, el candidato del PSOE ha dicho una y otra vez lo mismo.
Un buen golpe de efecto con el que, por primera vez , se anticipa a Pablo Iglesias y perturba ligeramente el torpe inmovilismo del PP.
Con este movimiento Sánchez quiere transmitir un mensaje de fiabilidad, de confianza, a sus votantes más conservadores a los que dice “me he puesto un seguro para no dispararme”. Coloca nuevas líneas rojas, como a él le gusta decir, que, llegado el caso, pueden difuminarse sin pudor por aquello de no renunciar a la oportunidad de tocar poder.
Margarita Robles, Borrell, Gabilondo, Sevilla… son personas serias, poco amigas de hacer experimentos suicidas, y con su elección Sánchez manda un mensaje a una parte de esa “gente” como ahora gusta decir, que deberá se balanceado por la izquierda para ser efectivo y sumar en vez de restar, porque hay un amplio colectivo de “gente” que no sabe ni le interesa saber quiénes son esos señores serios, trajeados y aburridos que ha colocado Sánchez. En España el rigor y las buenas maneras no se corresponden con unos buenos resultados electorales y no me imagino a este equipo senior usando la demagogia como arma para insultar, denigrar o descalificar a sus adversarios.
Un buen golpe de efecto con el que, por primera vez , se anticipa a Pablo Iglesias y perturba ligeramente el torpe inmovilismo del PP.
Con este movimiento Sánchez quiere transmitir un mensaje de fiabilidad, de confianza, a sus votantes más conservadores a los que dice “me he puesto un seguro para no dispararme”. Coloca nuevas líneas rojas, como a él le gusta decir, que, llegado el caso, pueden difuminarse sin pudor por aquello de no renunciar a la oportunidad de tocar poder.
Margarita Robles, Borrell, Gabilondo, Sevilla… son personas serias, poco amigas de hacer experimentos suicidas, y con su elección Sánchez manda un mensaje a una parte de esa “gente” como ahora gusta decir, que deberá se balanceado por la izquierda para ser efectivo y sumar en vez de restar, porque hay un amplio colectivo de “gente” que no sabe ni le interesa saber quiénes son esos señores serios, trajeados y aburridos que ha colocado Sánchez. En España el rigor y las buenas maneras no se corresponden con unos buenos resultados electorales y no me imagino a este equipo senior usando la demagogia como arma para insultar, denigrar o descalificar a sus adversarios.
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