
Ere, huelga y cumpleaños
La huelga del El Mundo y el cuarenta cumpleaños, con achaques, de El País, muestran la dura realidad de los medios de comunicacioón en España.
Hace cuarenta años la sociedad española asistió a un acontecimeitno que marcaría en gran medida su futuro. Nacía un nuevo periódico, el primero de una nueva etapa en la historia de España, que dejaba atrás el franquismo y abría nuevos horizontes de libertad. Un periódico, El País, que incluía entre sus promotores al propio Manuel Fraga. Ese día, miles de españoles se acercaron ilusionados al kiosko a comprar el primer ejemplar de un medio de comuniacción que, sabían, iba a colaborar decisivamente con el cambio y que desde entonces ha sido líder de audiencia entre los diarios.
Un escenario, feliz, que muy poco tiene que ver con la realidad de los medios, y del kiosko, hoy. Comprar el periódico ya no produce ilusión y por eso se compran pocos.
En su libro Comunicación y poder, publicado en 2009, Manuel Castells afirma que los medios de comunicación se han convertido en el ámbito en el que se despliegan las estrategias de poder, si bien, en el actual contexto tecnológico, la comunicación de masas va más allá de los medios tradicionales. Así, gracias a Internet y a los dispositivos móviles ha surgido un nuevo entorno comunicativo que ha modificado profundamente las relaciones de poder.
“El poder se basa en el control de la comunicación y la información, ya sea el macropoder del estado y de los grupos de comunicación o el micropoder de todo tipo de organizaciones”, afirma Castells en la introducción de esta obra y añade que “poder es algo más que comunicación y comunicación es algo más que poder. Pero el poder depende del control de la comunicación, al igual que el contrapoder depende de romper dicho control”.
Ahora la comunicación, gracias a Internet, adopta nuevas formas ya que los usuarios “viven Internet” convirtiéndose en el tejido de la comunicación de nuestra vida: para el trabajo, los contactos personales, la información, el entretenimiento, los servicios públicos, la política o la religión. Este tipo de comunicación diferente obedece a un nuevo concepto que Castells denomina “autocomunicación de masas” y que surge con el desarrollo de la Web 2.0 y Web 3.0.
En ese nuevo escenario, decía Castell, "el papel diferencial de los medios de comunicación tradicionales es ofrecer información de calidad, fiable, objetiva, contrastada ..." este es el camino a seguir.
Hace cuarenta años la sociedad española asistió a un acontecimeitno que marcaría en gran medida su futuro. Nacía un nuevo periódico, el primero de una nueva etapa en la historia de España, que dejaba atrás el franquismo y abría nuevos horizontes de libertad. Un periódico, El País, que incluía entre sus promotores al propio Manuel Fraga. Ese día, miles de españoles se acercaron ilusionados al kiosko a comprar el primer ejemplar de un medio de comuniacción que, sabían, iba a colaborar decisivamente con el cambio y que desde entonces ha sido líder de audiencia entre los diarios.
Un escenario, feliz, que muy poco tiene que ver con la realidad de los medios, y del kiosko, hoy. Comprar el periódico ya no produce ilusión y por eso se compran pocos.
En su libro Comunicación y poder, publicado en 2009, Manuel Castells afirma que los medios de comunicación se han convertido en el ámbito en el que se despliegan las estrategias de poder, si bien, en el actual contexto tecnológico, la comunicación de masas va más allá de los medios tradicionales. Así, gracias a Internet y a los dispositivos móviles ha surgido un nuevo entorno comunicativo que ha modificado profundamente las relaciones de poder.
“El poder se basa en el control de la comunicación y la información, ya sea el macropoder del estado y de los grupos de comunicación o el micropoder de todo tipo de organizaciones”, afirma Castells en la introducción de esta obra y añade que “poder es algo más que comunicación y comunicación es algo más que poder. Pero el poder depende del control de la comunicación, al igual que el contrapoder depende de romper dicho control”.
Ahora la comunicación, gracias a Internet, adopta nuevas formas ya que los usuarios “viven Internet” convirtiéndose en el tejido de la comunicación de nuestra vida: para el trabajo, los contactos personales, la información, el entretenimiento, los servicios públicos, la política o la religión. Este tipo de comunicación diferente obedece a un nuevo concepto que Castells denomina “autocomunicación de masas” y que surge con el desarrollo de la Web 2.0 y Web 3.0.
En ese nuevo escenario, decía Castell, "el papel diferencial de los medios de comunicación tradicionales es ofrecer información de calidad, fiable, objetiva, contrastada ..." este es el camino a seguir.
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